—¿Por qué has elegido pasar horas de tu vida con gente inventada en una historia de ficción? ¿Por qué he pasado yo años de mi vida enfrascado en la creación de algo así? ¿Tenemos miedo de comprometernos con el mundo real?
Las preguntas las emite Jonathan Coe en una entrevista con Kiko Amat, publicada hoy en Público. Pertinentes cuestiones. Aquellos que dedicamos nuestro tiempo a cualquier oficio, profesión (o como quieran llamarla) que absorbe nuestra energía, que consume nuestra atención ¿estamos quizás poniendo una cortina de humo ante una realidad con la que no queremos comprometernos? ¿Son nuestras realizaciones las máscaras que evitan el encuentro? ¿Nuestra inadaptación ante la realidad explicaría hasta qué punto los perfiles de personas que se dedican a estos oficios, profesiones (o como quieran llamarlo) suelen coincidir con lo que la sociedad definiría como inadaptados? Y no nos olvidemos de preguntarnos ¿qué es el mundo real? ¿Aquél que incluye un trabajo que no nos realiza, en el que nos mantenemos, si es que no nos echan, gracias el conformismo que nos ase al destino que nosotros mismos hemos elegido? ¿Es ese el mundo real con el que no queremos comprometernos?
He recuperado una fotografía que le hice a Jonathan Coe hace ¡seis años! Veo que sigue casi igual más de un lustro después. Hace más de un lustro me prometí leer algo de este hombre amable y de mirada profunda y todavía no lo he cumplido. Creo que va siendo hora de enmendar el error.
31.1.12
LAS PREGUNTAS DE JONATHAN COE
24.1.12
A VUELTAS CON EL INSTRUMENTO
—¿Eres fotógrafo? Yo también. Pero de Leica, ¿eh?
De Leica. Otra
vez con lo mismo.
Como si la
posesión de una de esas cámaras otorgase el carnet de pertenencia a un club privilegiado.
El de los buenos fotógrafos. El de los conocedores. Aquellos que sólo se
conforman con la excelencia.
Cuanta más
importancia se le otorga a las herramientas, menos reviste el producto final,
la imagen, que es la que nos debería definir como fotógrafos.
¿Quieren
descubrir a alguien que no tiene ni idea de fotografía? Muy fácil. Él mismo se
delata. En cuanto afirme “¡con esa cámara ya podrás!”, o “yo soy de Canon,
porque Nikon…” (o viceversa).
¿Quieren saber si
alguien puede llamarse fotógrafo? Pues miren sus imágenes, no la cámara que
pende de su cuello. Y decidan por lo que ofrece al mundo, no por lo que consume
para lograrlo.
¿Analógico?
¿Digital? ¿Leica? ¿Holga? Irrelevante. Enséñame tus fotos.
He sentido las
miradas de superioridad de aquellos fotógrafos de prensa diaria que iban a cubrir
un macroconcierto con un 400 2.8 y sonreían al ver que me presentaba con un
70-200 y un duplicador. He notado la envidia de algunos que utilizaban una
cámara de gama baja y me echaban en cara utilizar una de gama media. Los dos
extremos se tocan. Ninguno analizaba las imágenes, sólo el equipamiento.
He visto
fotógrafos que crean obras de arte a partir de imágenes de teléfonos móviles.
Conozco a otros que sólo captan imágenes mediocres con equipamiento del más
alto nivel. He visto algunos que echaban pestes del equipamiento digital hasta
que han aparecido clónicos de las cámaras vintage, que imitan la apariencia más
que la sustancia, pero, en el cuello, parecen aportar el marchamo de “este sí
es un fotógrafo”. Algunos juran que nunca utilizarán cámaras sin visor óptico.
Otros, que lo digital es vídeo, no fotografía.
Me da igual lo
que digas. No lo critico. Me es indiferente. Enséñame tus fotos.
Tengo dos cámaras Leica y varios objetivos. Utilizo muchas otras cámaras. Me gustan. Disfruto conociéndolas, interactuando con ellas y descubriendo, durante el proceso de adaptación, qué instrumento se adecua a lo que necesito en cada momento. Deseo conocer sus fortalezas y debilidades. Saber cuál se acerca a “mi personalidad fotográfica”, si es que ello existe.
Tengo dos cámaras Leica y varios objetivos. Utilizo muchas otras cámaras. Me gustan. Disfruto conociéndolas, interactuando con ellas y descubriendo, durante el proceso de adaptación, qué instrumento se adecua a lo que necesito en cada momento. Deseo conocer sus fortalezas y debilidades. Saber cuál se acerca a “mi personalidad fotográfica”, si es que ello existe.
Admiro la perfecta
fusión entre forma y función de las Leica originales. Las considero ejemplos de
excelencia en el diseño industrial, pero nunca se me ocurriría definirme como
“un fotógrafo de Leica”. Sería como decir “Soy escritor, pero de Parker 51”. Enséñame
tus escritos. Enséñame tus fotos.
Subscribe to:
Posts (Atom)